
La serie española mejor recibida en el Festival de Málaga del mes pasado, “Las Noches de Tefía”, ya está pisando fuerte en el festival. Lo último del servicio español Buendía Estudios y Atresplayer Premium, cuyos títulos también incluyen “Veneno” y “Cardo”, “Noches en Tefía” ha demostrado ser uno de los favoritos de la crítica. Escrita y dirigida por Miguel del Arco, destacado dramaturgo y director de teatro español, la película trata sobre Iram Betancur que vive en Tenerife en el año 2004, conoce a un anciano que pasea por la calle: Robles.
Es el mismo hombre que, hace 42 años, como guardia de prisión en la Colonia Agrícola Penitenciaria de Tefía en Fuerteventura, otra isla canaria, golpeó y torturó a Iram cuando era un adolescente recluso en un campo de trabajo franquista diseñado como vertedero de indeseables, desde disidentes políticos a hooligans sociales y homosexuales.
La visión de Robles, que se ha mudado al barrio de Eram para vivir con la familia de su hija, despierta en Eram pesadillas de su época en Tevia, donde es sometido a trabajos forzados como jornalero en una cantera, es golpeado y violado, y se enamora de ella. El más valiente y rebelde de los presos, el impenitente homosexual Flores (performance pedagógica de Patrick Criado). Pero también recuerda lo llevadero que se hizo su paso allí, por los cuentos nocturnos imaginados por otro recluso, un director de escena bohemio, apodado Seriales, ambientados en la ficticia Tindaya, el music-hall más famoso de la capital donde cada recluso es él mismo, Iram como diseñador de vestuario.
“Noches en Tifija” se convierte en represión: el franquismo que no comentó mucho sobre sus brutales campos de concentración, aún hoy en España; Ayram, que niega los profundos traumas que Tevia le dejó, o su verdadero ser; y España, a la que la izquierda tuvo que enfrentarse para sacar a la luz los crímenes contra la humanidad bajo el gobierno de Franco, y que la mayoría del país preferiría esconder debajo de la alfombra.
diverso Hablé con Del Arco en la antesala de MipTV ya que “Noches en Tefía” será proyectada en el mercado internacional por Atresmedia TV Ventas Internacionales.
En 2019, el historiador español Carlos Hernández de Miguel publicó un libro de 556 páginas que detalla 300 campos de concentración establecidos por el régimen de Franco. También señaló que “las estadísticas son necesarias pero realmente no significan nada a menos que podamos entender que detrás de cada número hay miles de hombres, mujeres y familias”. Tu serie va un paso más allá con la notable capacidad de la ficción para crear empatía, permitiendo a los espectadores sentir lo que sienten las víctimas y sentir su humanidad…
En cierto modo, esta es la tesis de la serie, es una fantasía que puede curarnos, creando una conexión emocional con las víctimas. Los noticieros solo crean anestesia. Te dijeron que 30 inmigrantes se ahogaron en el Mediterráneo, y pensaste “qué vergüenza” y seguiste comiendo.
La disidente bajo Stalin, Anna Akhmatova, creo, escribió que la única forma de resistencia a Stalin era la imaginación. ¿Has descubierto casos reales de presos creando algo parecido a Tindaya?
No hay casos específicos, pero la imaginación ha sido constante como una de las principales armas de resistencia. Las víctimas de instituciones horribles intentan algún tipo de distanciamiento. Quería que el humor, que los prisioneros del campo usan para sobrevivir, creara una simpatía especial por los espectadores. El reto era no caer en la frivolidad o la farsa cómica. Pero el humor, cuanto más terrible es la situación, es absolutamente necesario.
Una de las decisiones más impactantes que toma es fotografiar el pasado real de B&W, presente en color para 2004 y Tendaya en un color más llamativo. Sin embargo, hay una cierta sensación de oscuridad en las secuencias de Tindaya y los tonos de color en las escenas de 2004 tienen algo de mundano….
Esas fueron las elecciones que hicimos cuando elegimos la cámara y la lente en cada mundo. Tenía que haber una relación entre la oscuridad del guión y la de Tendaya, para que sus colores no se mostraran en la pantalla. Usamos volantes para quitar el brillo de las Islas Canarias para que las escenas de 2004 no se endulcen.
La serie gira contra la opresión: el régimen de Franco, el régimen de Iram y el régimen español….
Todos somos novelas, contándonos a nosotros mismos, a nuestra pareja, acomodándonos en una fantasía que estamos intentando compatibilizar con la vida que queremos. Tal es el horror del campo de concentración en el que pasa 17 meses que Iram se inventa a sí mismo, su vida, que nada tiene que ver con su verdadero ser hasta que después de 40 años, vuelve a ver un rostro que apenas reconoce pero que despierta la aletargada narración. También se levanta cuando empieza a hablar con el documentalista que le dice que no le interesa Tindaya y que debe ceñirse a los hechos. Iram le responde con cierta ironía, y es que recordar el pasado no sabe qué es más importante, la imaginación en el pasado o la realidad.
¿Y cómo se hace eso?
Hay un giro en el Episodio 6 que destaca cómo lo que creemos que somos es una narrativa ficticia y cómo es una memoria histórica. [as a country] Es absolutamente necesario poder narrar y construir el estado. España se construye sobre la fantasía de una transición perfecta [from dictatorship to democracy] Y fue realmente una transición al olvido. Tratamos de hacer un nuevo comienzo para poder seguir viviendo sin enfrentar los eventos que dieron forma a este país.